Sr. Ban Ki-moon
Secretario General de la ONU
Excelencia,
Soy diputado del Parlamento
Europeo, desde 2004, elegido por tanto en dos ocasiones en el cual ejerzo como
miembro titular de la Comisión Jurídica (JURI) y suplente de la de libertades (LIBE).
He asistido, a invitación de
las familias de los acusados y del Observatorio de Derechos Humanos para el
Sahara Occidental, al juicio militar que se desarrolla en Rabat contra 24
activistas Saharauis por el pacífico campamento de Egdeim Izik, levantado en
las afueras de El Aaiún el pasado octubre de 2010.
El juicio, que no ha concluido
en el momento de escribirle, está plagado de irregularidades que afectan a la
defensa de estos ciudadanos de un territorio pendiente de descolonización. Como
jurista y diputado he conocido a lo largo de mi experiencia política y
profesional otros juicios militares, plagados también de motivos de indefensión.
Lo que está ocurriendo en Rabat no puede pasar indiferentemente ante la
comunidad internacional. La componente colonial, tan común desgraciadamente a
éste y otros procesos, se me ha manifestado constantemente en el transcurso de
la vista oral, pero hay un aspecto concreto que me anima a escribirle esta
carta personal. Se trata del hecho de que a la entrada de los acusados el
pasado viernes uno de ellos en perfecto español gritaba que reclamaba que la
MINURSO controlase el ejercicio de los derechos humanos en el territorio. Esas
palabras, en medio de otros gritos en favor de la independencia, la
autodeterminación y contra la tortura sufrida, me han impresionado muy
vivamente. Seguramente la frase puede corresponder a una estrategia urdida con
el resto de los acusados pero me considero en el deber de trasladársela, Excelencia,
con mi criterio. Estoy convencido de que ese ciudadano saharaui estaba
reclamando una reivindicación justa y ponderada, que comparto.
No cabe que una misión de la
ONU en el territorio carezca de facultades para observar lo que sucede con los
derechos humanos de los que luego se derivan procesos militares tan injustos y
arbitrarios como el que he presenciado. El ejercicio de la autodeterminación
del pueblo saharaui, en el que tiene responsabilidad la ONU y, sin duda, España,
mi país, que se demora de forma lamentable tantos años, hace si cabe más
urgente que la MINURSO informe de la conculcación flagrante y ante sus ojos de
los derechos humanos.
Se parece demasiado a la
inhibición de las tropas europeas en el genocidio de Srebrenica. No podemos los
ciudadanos, y menos aún los responsables políticos, inhibirnos de lo que sucede
en el Sahara Occidental con la ilegal ocupación de Marruecos. La justa petición
de la que fui testigo no puede quedar en un mero grito de una víctima de un
juicio militar sino que merece ser atendida. Así se lo pido yo, Excelencia, desde
el Parlamento Europeo.